1. Apolíneo-Dionisiaco.
Nietzsche defiende una concepción metafísica del arte: el valor del arte no está en la mera
complacencia subjetiva que provoca en el espectador; es algo más profundo, puesto que con él una
cultura expresa toda una concepción del mundo y de la existencia. Pues bien el pueblo griego antiguo
supo captar las dos dimensiones fundamentales de la realidad, dimensiones que este pueblo expresó
de forma mítica con el culto a Apolo y a Dionisos. La auténtica grandeza griega culmina en la tragedia
ática, género artístico con el que consiguieron representar de modo armónico lo apolíneo y lo
dionisíaco de la existencia.
Apolo era el dios de la luz, la claridad y la armonía, frente al mundo de las fuerzas primarias e instintivas.
Representaba también la individuación, el equilibrio, la medida y la forma, la racionalidad. Frente a lo
apolíneo los griegos opusieron lo dionisíaco, representado con la figura del dios Dionisos, dios del vino y
las cosechas, de las fiestas báquicas presididas por el exceso, la embriaguez, la música y la pasión; con
este dios representaban también el mundo de la confusión, la deformidad, el caos, la noche, el mundo
instintivo, la disolución de la individualidad y, en definitiva, la irracionalidad. La auténtica grandeza del
mundo griego arcaico estribaba en no ocultar esta dimensión de la realidad, en armonizar ambos
principios, en considerar incluso que lo dionisíaco era la auténtica verdad. Sólo con el inicio de la
decadencia occidental, ya con Sócrates y Platón, los griegos intentan ocultar esta faceta inventándose
un mundo de legalidad y racionalidad (un mundo puramente apolíneo, como el que fomenta el
platonismo). Sócrates inaugura el desprecio al mundo de lo corporal y la fe en la razón, identificando lo
dionisíaco con el no ser, con la irrealidad.
2. Inocencia del devenir
La inocencia del devenir es una concepción del mundo opuesta a toda interpretación moral, cristiana,
más allá del bien y del mal. Tanto los griegos como el cristianismo juzgaron la existencia como
culpable. La diferencia estriba en que para los griegos la responsabilidad es de los dioses mientras que
para el cristianismo es de los hombres. Recuérdese como Homero cuenta cómo los dioses toman sobre
sí la responsabilidad de la locura que inspira a los hombres y recuérdese cómo el Nuevo Testamento
hace responsable al hombre de la locura de un Dios que se pone en la cruz. Ambas soluciones son
nihilistas pues suponen una condena de la vida pero la solución griega es incomparablemente más
hermosa.
Realmente, el problema no está en quién sea el responsable del caos y el sinsentido de esta existencia
sino en comprender si la existencia ¿es culpable o inocente?. En este caso Dionisos ha hallado su
verdad múltiple: la inocencia de la pluralidad, la inocencia del devenir y de lo que es.
3. Nihilismo
De “nihil” nada. Actitud vital y filosófica que niega todo valor a la existencia, o que hace girar la
existencia alrededor de algo inexistente. La idea nietzscheana del nihilismo es compleja:
1. Nihilismo como decadencia vital: Toda la cultura occidental, es nihilista pues dirige toda su
pasión y esperanzas a algo inexistente (el Dios cristiano, el Mundo Ideal y Racional de los
filósofos), despreciando de modo indirecto la única realidad existente, la realidad del mundo que
se ofrece a los sentidos, la realidad de la vida. En Así habló Zaratustra
representa Nietzsche este
modo de mostrarse el espíritu con la figura del camello, símbolo de la aceptación resignada de
las mayores cargas.
2. Nihilismo activo: es también nihilista la filosofía que intenta mostrar cómo los valores dominantes
son una pura nada, una invención; la filosofía nietzscheana es nihilista en este sentido pues
propone la destrucción completa de todos los valores vigentes y su sustitución por otros
radicalmente nuevos (propone la "transmutación de todos los valores"). Este nihilismo es una fase
necesaria para la aparición de un nuevo momento en la historia de la cultura, para el reencuentro
con el "sentido de la tierra", la aparición de una nueva moral y de un nuevo hombre, el
superhombre. En Así habló Zaratustra representa esta figura del espíritu con la metáfora del león
(por su agresividad, su capacidad destructiva).
3. Nihilismo pasivo. El "nihilista pasivo" no cree en ningún valor, puesto que considera que todo
valor es posible sólo si Dios existe, y Dios no existe; termina en la desesperación, la inacción, la
renuncia al deseo, el suicidio. Aquél que dijese que si Dios no existe todo está permitido, aquél
que desesperase de la vida y se levantase en contra de ella por considerar que ésta solo puede
tener su fundamento en algo ajeno de ella y que dicho fundamento no existe, ese sería también
nihilista. Es el “último hombre” de Así habló Zaratustra
4. Mundo verdadero
Nietzsche considera que el error fundamental de toda la metafísica desde Sócrates está en la invención
de un mundo racional y la desvalorización de lo opuesto a ese mundo racional, el que se ofrece a los
sentidos, el mundo del devenir. La crítica de Nietzsche a la metafísica occidental se dirige a dos
aspectos:
1. Conceptos básicos de la metafísica tradicional: La filosofía considera el mundo como un
cosmos y no como un caos, por creer en la racionalidad intrínseca de la realidad. La invención
del Mundo Racional trae consigo la invención de los conceptos básicos de toda la metafísica
tradicional: esencia, substancia, unidad, alma, Dios, permanencia...; estas entidades son puras
ficciones. Dado que el mundo que se muestra a los sentidos muestra corporeidad, lo cambiante, la
multiplicidad, el nacimiento y la muerte, los filósofos acaban postulando la existencia de dos
mundos, el mundo de los sentidos, pura apariencia, irrealidad, y el Mundo Verdadero, el Ser,
dado a la razón. Esto es precisamente lo que Nietzsche llama “platonismo”. Platón identifica el
Ser con la realidad inmutable, estática, absoluta y relega al mundo de la apariencia lo que se
ofrece a los sentidos (lo cambiante, la multiplicidad, lo que nace y muere). La filosofía posterior
acepta este esquema mental básico, aunque lo exprese con distintas palabras.
2. El nacimiento de la metafísica occidental:
o origen psicológico de la metafísica: la metafísica es un signo de determinadas
tendencias antivitales, de tendencias guiadas por un instinto de vida decadente y
contrario al espíritu griego anterior. La raíz moral que motivó la aparición de la filosofía
platónica fue el temor a la mutación, la muerte y la vejez, lo que le condujo a inventarse
un mundo en donde no estén presentes dichas categorías. La metafísica platónica es un
síntoma de resentimiento ante el único mundo existente, miedo al caos;
o influencia de la gramática: para Nietzsche el lenguaje da lugar a una visión errónea de
la realidad: a) la mayoría de las frases de nuestro lenguaje tienen la estructura sujetopredicado,
estructura que da pie a una interpretación substancialista de la realidad. b)
con el lenguaje hablamos de distintas cosas mediante las mismas palabras, con lo cual se
supone que existen semejanzas entre ellas, cuando no identidad. El lenguaje favorece,
por tanto, la creencia en la existencia de esencias, de naturalezas universales.
5. Mundo aparente
Nietzsche llama platonismo a toda teoría para la que la realidad está escindida en dos mundos: un
mundo verdadero, dado a la razón, inmutable y objetivo, y un mundo aparente, dado a los sentidos,
cambiante y subjetivo. Al mundo verdadero en Platón le corresponde la eternidad y se relaciona con el
bien y el alma mientras que al mundo aparente le corresponden el nacimiento y la muerte y se relaciona
con el mal y el cuerpo. El platonismo es una filosofía producto de una cierta enfermedad de la vida
misma: sólo individuos con un tono vital bajo pueden creer en la fantasmagoría de un mundo
trascendente: la cultura occidental se inventa un mundo (objetivado en Dios gracias, al cristianismo) para
encontrar consuelo ante lo terrible del único mundo existentes el mundo dionisíaco.
El hecho de que el artista ame más la apariencia que el mundo real no significa que se coloque del lado
de la metafísica y del cristianismo. El artista trágico ama la apariencia en el sentido en que dice sí a lo
terrible de la vida, es dionisíaco. En la apariencia del arte, la vida misma se transfigura. El artista es el
que intenta abrir nuevas posibilidades en el mundo, el que intenta hacer de la vida una obra de arte.
6. Transmutación de los valores
En La genealogía de la moral aborda Nietzsche la crítica de la moral cristiana a partir del estudio del
origen de los valores. Para ello, emplea el método genealógico, consistente en una investigación
etimológica e histórica de la evolución de los conceptos morales, del bien y del mal:
1. En la Grecia heroica de Homero el bueno era el fuerte, el apasionado, el poderoso, el guerrero,
el creador de valores. A partir de Sócrates y Platón, el pesimismo nihilista comienza a ganar a
los griegos. El bueno es aquel que renuncia a la vida, a las pasiones y al cuerpo en favor de un
mundo de las Ideas inexistente.
2. Judaísmo y cristianismo, apoyados en el platonismo, son el origen de una nueva moral cuya
característica fundamental es el resentimiento. Este consiste en condenar la vida porque se es
impotente para vivirla. Judaísmo y cristianismo llevan a cabo una inversión de los valores de la
Grecia heroica: A partir de ahora los buenos son los obedientes, los mansos, los sumisos, los
débiles, los impotentes, los abstinentes, los enfermos, los pobres, los miserables, los deformes.
Por el contrario, ahora pasan a ser malos los superiores, los orgullosos, los fuertes, los
poderosos, los héroes. Frente a la moral heroica de los antiguos griegos la moral cristiana es
una moral de esclavos.
3. Nietzsche propone una nueva inversión de los valores, una transmutación de los valores. La
moral cristiana del resentimiento, de condena de la vida, sería sustituida por una moral sana que
se guía por valores que dicen “sí” a la vida, a las pasiones y a los instintos. El abanderado de
esta nueva moral sería el superhombre, aquel capaz de asumir la muerte de Dios, la "pesada
carga" del eterno retorno y de "espiritualizar las pasiones".
7. Moral socrática
Frente a la afirmación dionisiaca de la vida que se da en la tragedia griega la moral socrática es una
moral que va contra la vida. En Sócrates lo apolíneo se ha desgajado de lo dionisiaco, la racionalidad
ha suplantado a la seguridad de los instintos. Es una moral que lucha contra los instintos, contra el
cuerpo y, por lo tanto, es una moral enferma y decadente, nihilista. Por eso, Sócrates considera la
muerte como una cura, como una salvación: La moral socrática implica una voluntad de
autoaniquilación.
Otro error propio de la moral socrática es el dogmatismo moral, la consideración de los valores morales
como valores objetivos. Pero la moral tradicional, dice Nietzsche, se equivoca totalmente: los valores
morales no tienen una existencia objetiva. Los valores los crean las personas, son proyecciones de
nuestra subjetividad, de nuestras pasiones, sentimientos e intereses, del tipo de vida que somos
(ascendente o descendente).
8. Moral contranatural
La moral tradicional (la moral cristiana) es "antinatural" pues presenta leyes que van en contra de las
tendencias primordiales de la vida, es una moral de resentimiento contra los instintos y el mundo
biológico y natural. Esto se ve claramente en la obsesión de la moral occidental por limitar el papel del
cuerpo y la sexualidad. Para ello han inventado las ideas de pecado y libertad. La idea de pecado es
una de las ideas más enfermizas inventadas por la cultura occidental: con ella el sujeto sufre y se aniquila
a partir, sin embargo, de algo ficticio; no existe ningún Dios al que tengamos que rendir cuentas por
nuestra conducta, sin embargo el cristiano se siente culpable ante los ojos de Dios, se siente observado,
cuestionado, valorado por un Dios inexistente, del que incluso espera un castigo. El cristianismo (y todo el
moralismo occidental) tiene necesidad de la noción de libertad
: para poder hacer culpables a las
personas es necesario antes hacerlas responsables de sus acciones. El cristianismo cree en la libertad de
las personas para poder castigarlas.
9.Moral sana
Moral sana es la que se guía por valores que dicen “sí” a la vida, las pasiones, lo corporal, lo instintivo.
Es lo opuesto a la moral platónica y cristiana que han declarado la guerra a las pasiones. La moral
sana no busca la aniquilación de las pasiones como la moral contranatural sino la espiritualización de las
mismas. Frente a la moral contranatural cuyo ideal es el castrado ideal en la moral sana el ideal es la
afirmación de la vida.
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