viernes, 25 de abril de 2014

Nietzsche


FREIDRICH NIETZSCHE (1844-1900)



 
“Yo conozco mi destino. Un día mi nombre irá unido a algo formidable: el recuerdo de una crisis como jamás la ha habido en la tierra, el recuerdo de la más profunda colisión de conciencia, el recuerdo de un juicio pronunciado contra todo lo que hasta el presente se ha creído, se ha exigido, se ha santificado. Yo no soy un hombre: yo soy dinamita. Y a pesar de esto, estoy muy lejos de ser un fundador de religiones. Las religiones son cosa de la plebe. Tengo necesidad de lavarme las manos, después de haber estado en contacto con hombres religiosos... Yo no quiero «creyentes»; creo que soy demasiado maligno para creer en mí mismo. Yo no hablo jamás a las masas... Tengo un miedo espantoso de que algún día se me declare santo. Se adivinará la razón por la que yo publico este libro antes, tiende a evitar que se cometan abusos conmigo. Yo no quiero ser tomado por un santo; preferiría que se me tomara por un bufón... Quizá soy un bufón... Y a pesar de esto «o mejor, no a pesar de esto, pues hasta ahora no hay nada más embustero que un santo», a pesar de esto, la verdad habla en mí. Pero mi verdad es terrible, pues hasta el presente, lo que ha sido llamado verdad es la mentira. -Transmutación de todos los valores: he aquí mi fórmula para un acto de suprema autognosis de la humanidad, acto que en mí se ha hecho carne y genio. Mi destino ha querido que yo fuera el primer hombre decente; ha querido que yo me ponga en contradicción con miles de años. Yo fui el primero en descubrir la verdad, por el hecho de que yo fui el primero en sentir -en oler- la mentira como mentira... Mi genio se encuentra en mis narices. Yo contradigo como jamás se ha contradicho, y, sin embargo, soy lo contrario de un espíritu que dice no. Yo soy un alegre mensajero como no lo ha habido nunca, y conozco tareas que son de tal altura, que el concepto ha faltado hasta el presente. Sólo a partir de mí existen de nuevo esperanzas. Con todo esto, yo soy también necesariamente el hombre de la fatalidad. Pues cuando la verdad entra en lucha con la mentira milenaria tendremos conmociones como jamás las hubo, una convulsión de temblores de tierra, un desplazamiento de montañas y de valles, tales como nunca se han soñado. La idea política quedará entonces completamente absorbida por la lucha de los espíritus. Todas las combinaciones de poderes de la vieja sociedad habrán saltado por los aires, porque todas estaban basadas en la mentira. Habrá guerras como jamás las hubo en la tierra. Solamente a partir de mí existe en el mundo la gran política.”
Ecce homo, Por qué soy un destino, 1. Madrid: Alianza, 1984 pág. 123-124



  1. Contexto histórico, sociocultural y filosófico.
  2. Obra y problema fundamental.
  3. El vitalismo y perspectivismo de Nietzsche:

                  3.1. Apolíneo-Dionisíaco.

                  3.2. Moral de señores – moral de esclavos.

  1. Crítica a los valores occidentales.
  2. El nihilismo: la muerte de Dios.
  3. La transvaloración.

                  6.1. La voluntad de poder.

                  6.2. El eterno retorno.

                  6.3. El superhombre.

 

 

  1. Contexto histórico, sociocultural y filosófico.

 

   Contexto histórico:

 

La filosofía de Nietzsche se encuadra en la segunda mitad del siglo XIX. El principal acontecimiento histórico que influyó en el autor fue la creación del Imperio Alemán como nueva nación europea en 1871, con Guillermo I como Emperador y Bismarck en el puesto de Canciller. Nietzsche había participado en la Guerra Franco-Prusiana que había dado la victoria a Prusia y la consiguiente creación del Imperio Alemán y se mostró muy crítico con ese acontecimiento. Lo veía como un síntoma de decadencia europea.  Aparte de este hecho y otros acontecimientos que influyeron en Nietzsche (como su vivaz inclinación al Romanticismo y un pasado glorioso, elogiando las hazañas de Napoleón I), se celebró en Europa la “Conferencia de Berlín” (1884-1885), en la cual las principales potencias europeas hacían el reparto de África.  Éste hecho supuso el punto álgido del Imperialismo decimonónico, donde las potencias capitalistas expandían sus dominios por todo el orbe. La expansión del capitalismo la consideraba Nietzsche el triunfo de una civilización en declive, materialista, utilitarista y nihilista (carente de valores). Las tensiones imperialistas en Occidente debidos al reparto de África y otros conflictos, principalmente entre el Imperio Austro-Húngaro, el Imperio Ruso y el Imperio Otomano, serían desencadenantes de la Primera Guerra Mundial en el siglo siguiente.  Por último debemos destacar que Reino Unido era la principal potencia del siglo XIX, con la reina Victoria como máximo representante del poder colonial (“Era Victoriana”) La reina Victoria defendió una férrea moral (moral victoriana) que sería ridiculizada por Nietzsche.

Contexto sociocultural:

La segunda mitad del siglo XIX está marcada por el inicio de una nueva fase del capitalismo, la que dio lugar a la 2ª Revolución Industrial, con grandes avances tecnológicos, en los transportes y una ferviente creencia en el progreso. Francia y Alemania comenzaron a ser potencias rivales de Gran Bretaña. Se produjo una evolución en las industrias, donde se comenzaron a usar nuevas fuentes de energía y apareció la industria química (principalmente en Alemania).

Continuaron los movimientos políticos y sociales en torno al nacionalismo, liberalismo, anarquismo y comunismo. En 1864 tuvo lugar la 1ª Internacional de los Trabajadores, con Marx y Bakunin. Más tarde, en1871 se produjo, por breve tiempo,  la Comuna de París. Nietzsche asume una posición crítica ante el socialismo y los movimientos democráticos por considerarlos una manifestación de una “moral de rebaño”.

Por último, debemos destacar corrientes artísticas como la novela psicológica de Stendhal y Dostoievsky, ambos autores muy admirados por Nietzsche, el  realismo literario especialmente crítico con las condiciones de miseria creadas por el capitalismo, como en las novelas de Charles Dickens (por ejemplo en Oliver Twist),  y la obra de Galdós. En música es destacable la ópera romántica y nacionalista de Wagner y Verdi, la obra de Brahms, etc. Nietzsche fue en su juventud un ferviente admirador de Wagner. También es importante, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, la pintura impresionista (Renoir, Manet, Monet, Degas, Cézanne, etc.) y la escultura de Rodin. En arquitectura destaca, a fin de siglo, el modernismo.

Contexto filosófico:

Nietzsche recibe como principal influencia al filósofo alemán Schopenhauer, de quien adopta varias ideas que luego modificará (por ejemplo, voluntad de vivir). De la cultura griega, muy estudiada por él, ya que era filólogo clásico, admira la tragedia griega y la filosofía presocrática, además de Platón, que luego critica. Es importante también destacar la influencia que recibe de los moralistas y escépticos franceses (Montaigne, La Rochefoucauld) y del ilustrado Voltaire. La escritora e intelectual rusa Lou Andreas-Salomé, de quien Nietzsche se enamora, tiene un papel importante en su vida.

La filosofía alemana más predominante a mediados de siglo es el hegelianismo, principalmente representado por los jóvenes hegelianos (Feuerbach, Stirner, etc.). Es muy importante el materialismo histórico de Marx y Engels. En Dinamarca, se produce una reacción a la filosofía de Hegel con el existencialismo de Kierkegaard.

La filosofía positivista inglesa (Herbert Spencer, John Stuart Mill) y francesa (A. Comte)  son puntos de ataque de Nietzsche. Es el siglo de ciencias experimentales y del darwinismo. En física debemos destacar a Helmholz y Maxwell; además aparecen nuevas ciencias naturales como la química y la biología, y ciencias humanas como la antropología, historia, etc. La escuela histórica alemana es destacable, con figuras como Ranke y Burckhardt (quien influye en Nietzsche) A finales de siglo aparece la psicología experimental (Wundt).

  1. Vida, obras y problema fundamental.

 

La filosofía de Nietzsche (1844-1900) representa un punto de inflexión en la filosofía occidental, pues la crítica voraz, no sólo a la filosofía, sino también a la religión, la moral, la sociedad y ciencia occidentales hacen de Nietzsche el filósofo que intenta poner un punto y final a una cultura milenaria. Por ello, la visión de Occidente ha cambiado radicalmente después de Nietzsche, siendo uno de los filósofos que más ha influido y continúa influyendo en la actualidad. Corrientes filosóficas del siglo XX como el existencialismo, la hermenéutica y el postmodernismo son claras deudoras de su filosofía.

            Nietzsche fue filólogo clásico, y durante sus primeros años de su vida se cultivó en toda la tradición de la Antigua Grecia. Siendo catedrático muy joven, fue expulsado de la Universidad por un libro polémico, El nacimiento de la tragedia, en el cual presentaba una nueva interpretación de la cultura griega. Durante los últimos años de su vida, Nietzsche pasó por una grave enfermedad psíquica que le obligó a retirarse de sus actividades intelectuales.

            La obra de Nietzsche gira en torno a un problema que podemos denominar el de la transvaloración. Nietzsche considera que la época occidental está llegando a su fin, sus valores han caído en descrédito, por lo que es necesario iniciar una etapa creativa del ser humano, donde aparezcan nuevos valores, nuevas visiones de la realidad, diferentes a las dominantes. Este cambio de valores, realizable a un plano individual (Nietzsche era individualista), es denominado transvaloración y sólo se puede alcanzar mediante nuevas relaciones de poder.

Obras: El nacimiento de la tragedia, Humano, demasiado humano, Más allá del bien y del mal, Genealogía de la moral, Así habló Zaratustra, Anticristo,  Ecce Homo. El estilo de sus obras es directo, poético, irónico, aforístico… Sus ensayos están cargados de belleza (domino absoluto de la lengua alemana)

 

  1. El vitalismo  y perspectivismo de Nietzsche:

Aunque el pensamiento de Nietzsche es poco clasificable, ya que es profundamente contrario a un sistema filosófico, se le ha denominado un filósofo vitalista. El vitalismo significa un pensamiento de enorme ensalzamiento de la vida, como fuente de toda creación, en detrimento de la razón. Pero, a diferencia de otros autores, no considera la vida a un nivel biológico o científico, sino más bien artístico y humano. Lo vivo no es lo que se compone de unas células sino aquello que enriquece las cosas, les aporta belleza. Es característico que el estilo de Nietzsche sea bastante poético y aforístico, siendo un claro reflejo de esta posición vitalista. Frente al rechazo de la vida y el pesimismo de su maestro Schopenhauer, Nietzsche alaba la vida y es optimista. Como él dice, “escribe para los seres humanos del mañana”. Respecto a la vida, he aquí una cita de Así hablo Zaratustra, su obra más poética:

 “Y la vida me confió este secreto:<>.”

            Por otro lado, el perspectivismo que se acostumbra a atribuir al filósofo alemán, es aquella posición que considera a la verdad como el resultado de un punto de vista o perspectiva. En este sentido, Nietzsche considera que cada cultura es productora de sus propias verdades, incluso cada individuo las tiene. No existe verdad absoluta, pero esto no significa que las distintas perspectivas valgan lo mismo. Las verdades existen gracias a la voluntad de poder, que en cada época cambia.

             3.1. Apolíneo-Dionisíaco.

En su primera gran obra, El nacimiento de la tragedia, Nietzsche se centra en dos divinidades griegas importantísimas: Apolo y Dionisos, que son enfrentadas por Nietzsche. Apolo es el dios de las artes, la medicina y la puntería, representa el cálculo, el raciocinio y la armonía. Por el contrario, su oposición es Dionisos, el dios del vino, la embriaguez, la fiesta y la hybris (desenfreno). La oposición de Nietzsche quiere representar dos formas de realidad del ser humano, una realidad instintiva (hombre instintivo), relacionada con Dionisos y otra realidad racional (hombre racional), relacionada con Apolo. Según Nietzsche, el la Antigüedad, especialmente en Grecia, predominó el hombre instintivo, es decir, el de carácter festivo, dionisíaco. Fue a partir de Sócrates y Platón cuando comenzó la decadencia de este tipo de hombre, que más tarde se acentuó con el Cristianismo.

             3.2. Moral de señores – moral de esclavos.

            Nietzsche critica a la religión cristiana como heredera de la parte decadente de Grecia (el racionalismo de Sócrates y Platón). El Cristianismo es duramente criticado por Nietzsche porque es monoteísta, igual que el judaísmo, su religión antecesora. Es una religión que niega la vida y su pluralidad porque el sentido de la existencia humana lo pone en el más allá, la recompensa o el castigo. Además, es una religión que ensalza el dolor y está cargada de resentimiento. A esto lo llama Nietzsche moral de esclavos (o moral reactiva) pues el Cristianismo se generó en una sociedad oprimida dentro del Imperio Romano. El gran rasgo de este tipo de moral es que alaba lo débil y se enerva envidiosamente por el fuerte. Por el contrario, la moral que afirma la vida es la moral de señores (o moral activa). Esta moral antiguamente representó a los aristócratas de Grecia y Roma, moral donde se vive en el presente y para el presente, afirmando la vida y sus tragedias, sin necesidad de crearse paraísos más allá de esta tierra. La moral de señores es la vida trágica, la que aparece de forma arquetípica en los personajes de las antiguas tragedias griegas y en la épica  (Edipo, Antígona, Aquiles, etc.). Por tanto, no debemos confundir la moral de señores con la que actualmente proviene del poder. De hecho, la cultura occidental, principalmente a partir del Cristianismo, se presenta como un ejemplo de control por parte de la moral de esclavos.

  1. Crítica a los valores occidentales.

En su desmantelamiento de los valores occidentales, Nietzsche ataca a varios aspectos de la cultura occidental. A) Rechaza de la filosofía occidental, desde Platón hasta Hegel, sus conceptos abstractos, metafísicos, totalmente ajenos a la vida. El lenguaje formado por conceptos es muestra de la degeneración del lenguaje, que en un principio era metafórico y artístico. B) Rechaza de la religión cristiana y el monoteísmo, en general, por su afán de eliminar la pluralidad y riqueza del ser humano, ahogándolo en una servidumbre a Dios. C) Por último, Nietzsche critica el concepto de verdad de las ciencias experimentales. Considera que la verdad es aquí simplemente un valor que oculta una férrea voluntad de dominio del ser humano sobre la naturaleza. Es la voluntad de dominio la que genera el positivismo y la creencia absoluta en la ciencia y el progreso. Por eso, para Nietzsche la verdad científica es en realidad un medio para alanzar más poder.

  1. El nihilismo: la muerte de Dios.

En sus últimas obras, Nietzsche se refiere cada vez más al nihilismo de Occidente. El nihilismo es un término que significa “creencia en la nada”. Según Nietzsche, el nihilismo tiene muchas manifestaciones. En un principio, el nihilismo es el hecho de que el Dios cristiano ya no tiene más importancia, o por lo menos no tanta, y los sustitutos del monoteísmo, como la Ciencia, la Verdad, la Razón, ya no se apoyan en un valor, sino que se hacen arbitrarios, instrumentales. La época donde vivió Nietzsche, igual que la nuestra (pues Nietzsche también habla de que el nihilismo está por llegar) se caracteriza por la ausencia de valores objetivos, fuertes, que den sentido a la vida. Él lo expresa con la frase “Dios ha muerto”.

Otro sentido que aporta Nietzsche es comprender el nihilismo como la existencia de valores vacíos, inexistentes, más allá de la vida, como las “Ideas” de Platón, el “bien” en sí, “la justicia” en sí y, por supuesto, el Dios cristiano. Antes de esta época sin valores ya existía el nihilismo, pues los seres humanos creían en valores inexistentes.

Por último, el nihilismo se puede entender como una transición, como el paso de un estado a otro nuevo. En este último sentido, el nihilismo es activo, pues es el origen de una nueva especie de hombre que genera nuevos valores.

  1. La transvaloración.

Como acabamos de ver, la apuesta de Nietzsche es que gracias al nihilismo, tomado de manera optimista, aparezca una nueva realidad, una realidad basada en la vida y en su afirmación, propia de una moral de señores. Pero una vuelta al pasado es imposible; lo que el filósofo alemán pretende aquí es una superación de la concepción que hemos tenido del ser humano. Una nueva manera de vivir opuesta a la transmitida por la tradición cristiana. Para explicar ello es necesario detenerse en tres ideas centrales en la filosofía de Nietzsche: la voluntad de poder, el eterno retorno y el superhombre.

            6.1. La voluntad de poder.

            Como ya se ha indicado en el contexto filosófico, Nietzsche recibe una especial influencia de Schopenhauer. Schopenhauer había basado toda su filosofía en la noción de voluntad, siendo el principio metafísico de toda la realidad. Toda la realidad fenoménica se fundamenta así en una voluntad que se expresa y manifiesta de diferentes maneras. En los seres vivos, la voluntad se manifiesta como voluntad de vivir, es decir, voluntad de mantenerse vivo, afirmar uno mismo su ser dentro de la lucha por la existencia. Esta lucha, puesto que es condición misma de todo ser vivo, la relaciona Schopenhauer con el sufrimiento. El sufrimiento sería así consustancial a la vida. Nietzsche coincide con Schopenhauer en su noción de voluntad de vivir y de que ésta es una constante lucha. Sin embargo, rechaza la posición negativa que asume su maestro. Es cierto que la vida es sufrimiento, pero es, además, muchas otras cosas. La vida es mucho más rica de lo que estamos acostumbrados a ver. El sufrimiento no debe ser visto como algo negativo, pues esto genera más sufrimiento, que se manifiesta en la “mala conciencia”, el “resentimiento” y la “culpa”. Lo consustancial a la vida no es el sufrimiento, sino el poder. La vida es voluntad de poder, es decir, deseo de alcanzar algo, de aumentar las aspiraciones. La  “mala conciencia”, el “resentimiento” y la “culpa” son valores que niegan la voluntad de poder, y, por tanto, niegan la vida. Estos valores son ampliamente extendidos en la moral cristiana. Frente a ellos, Nietzsche propone un nuevo modo de relacionarnos con la vida, aceptándola tal como es, como voluntad de poder. Si no hay dinamismo, si se ausenta el deseo y la pasión en lo que hacemos, entonces es que la vida se niega, se está vivo biológicamente, pero es como si estuviésemos muertos.

            6.2. El eterno retorno.

La idea del eterno retorno la toma Nietzsche de la filosofía presocrática. Es una creencia que aumenta enormemente nuestro amor hacia la vida. El pensamiento del eterno retorno considera que el tiempo es siempre circular y se repite indefinidamente. En lugar de la concepción cristiana de un tiempo lineal, con un comienzo y final absolutos, Nietzsche propone considerar que el pasado siempre vuelve. Esto, que parecería una enorme tragedia, pues viviríamos malas situaciones eternamente, es, por el contrario, el mayor aliciente para amar y afirmar la vida. Nietzsche considera que debemos vivir con tanto apego a la vida, como si quisiéramos que nuestras acciones se repitieran siempre (este es su imperativo). Creer en nosotros mismos, no agobiarnos por las consecuencias de las acciones, librarnos de las culpas y los castigos: actuar como si lo que sucediese fuese a repetirse siempre. El hecho de considerar un origen y fin absolutos en la vida, nos conduciría a tomarnos la vida menos en serio, a considerarla como una transición que nos transporta a un más allá. Con la idea de eterno retorno, el más allá queda aniquilado, pues el mundo real, el de esta Tierra, sería el que existiría eternamente.

            6.3. El superhombre.

El ser humano, según Nietzsche, es un ser en transición, es decir, es un proyecto hacia otra cosa. Con el término “superhombre” Nietzsche no quiere significar un dios o un “más allá” sino un estado que alcanzará el ser humano cuando supere la fase del nihilismo. Si esta fase es caracterizada por la ausencia de valores, la fase inaugurada por el “superhombre” es una fase de constante creación de valores. Es un estado en el cual se ama la vida desproporcionadamente (hybris) y se crean valores, principalmente artísticos (así expresa su voluntad de poder). El superhombre es quien se toma la vida, su circunstancia, su destino, como una obra de arte, una belleza descomunal donde él es el principal protagonista, el que construye su propio papel a desempeñar. La vida, además, se toma como un juego, con inocencia (a veces Nietzsche utiliza la comparación niño-superhombre). Es el sujeto que actúa y crea constantemente porque no tiene nada que perder, porque ha aceptado el “eterno retorno”, la vuelta de todas las vivencias. El superhombre no teme el fracaso, el sufrimiento y se aferra a la vida como lo más valioso.

 

PREGUNTAS:

 

  1. ¿Cuáles son las principales influencias que recibe Nietzsche?
  2. ¿Qué similitudes y diferencias encuentras entre Marx y Nietzsche?
  3. Explicar el vitalismo de Nietzsche.
  4. Explicar la frase “Dios ha muerto”.
  5. ¿Qué entiende Nietzsche por nihilismo? ¿Cuántas formas de nihilismo existen?
  6. ¿Hacia dónde se dirige la crítica de Nietzsche?
  7. Definir: moral de señores, moral de esclavos, transvaloración.
  8. Comparar el pensamiento de Schopenhauer y Nietzsche (coincidencias y diferencias)
  9. ¿Qué es el eterno retorno?
  10. ¿Es Nietzsche un escéptico? Argumenta la respuesta.
  11. ¿Consideras que vivimos en una época nihilista? ¿Por qué?
Compara la crítica a la metafísica de estos tres autores: Hume, Kant y Nietz

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